El rol y responsabilidades de los directores de empresas han cambiado drásticamente en los últimos años. Accionistas, trabajadores, autoridades y grupos de interés han comenzado a escrutar la forma en que los directores ejercen su función, tanto respecto del nivel de diligencia con que actúan y adoptan sus decisiones, como en relación con su compromiso y lealtad con la buena marcha de la empresa. A esta dinámica se suman los desafíos que las crisis disruptivas le imponen a los directores, como el dilema de la supervivencia operacional versus la continuidad en el mediano y largo plazo de dichas operaciones.