El mundo y la sociedad han cambiado, y las empresas no pueden permanecer donde mismo, ni tam-poco las personas a cargo de dirigirlas. Disrupciones tecnológicas, conflictos sociales, crisis de con-fianza en las instituciones y una pandemia que no da tregua tienen a las organizaciones y sus lide-razgos desafiados como nunca antes, debiendo adaptarse para no morir en el intento. Liderar, sin embargo, es una actividad peligrosa que requiere inteligencia, valentía y conexión. Aunque resulta romántico y atractivo pensar en el liderazgo como inspiración, acciones decisivas y poderosas re-compensas, liderar requiere tomar riesgos que pueden poner en juego el desarrollo profesional y personal de un individuo. Requiere ponerse uno mismo en la línea de fuego, desafiando el statu quo y trabajando con conflictos ocultos. Y cuando la gente se resiste y empuja en sentido contrario, surge una gran tentación por privilegiar la seguridad y no seguir adelante. Aquellos que optan por liderar asumen los riesgos, y a veces resultan heridos, seducidos o marginados. Por ello, el ejercicio de liderazgo debe plantearse como algo estratégico y con propósito que, pese a las resistencias y peligros que enfrenta, permita a quien lo asume cumplir con el objetivo de provocar los cambios requeridos por la organización o el entorno.
El liderazgo supone movilizar personas y grupos, los cuales reaccionan de modos distintos frente a las intervenciones que pretenden sacarlos de sus equilibrios, dando lugar a lo que conocemos por facciones. Algunas de ellas están dentro de la organización y otras están fuera de ella, más allá de las conexiones que se producen entre unas y otras. Cuando se trata de movilizar a las facciones externas, las comunicaciones pasan a ser una herramienta indispensable, que debe ser trabajada de modo estratégico, entendiendo el rol que los medios de comunicación juegan en ello. Sin esta com-prensión, y en especial en el mundo hiper conectado de hoy, es impensable ser efectivo en ese ejercicio de movilización.
Entendiendo la cada vez mayor complejidad del contexto en el que nos movemos, dentro y fuera de las organizaciones, este curso se enfoca en entender las dinámicas sociales y sistémicas de las que somos parte, permitiendo a los participantes aprender a liderar los cambios que son necesarios para desenvolverse en ellas con éxito.