Las empresas son entes abstractos que deben perseguir ciertos objetivos estratégicos definidos por sus dueños. Como el medio en el que actúan está en constante cambio, el logro de sus metas sólo puede alcanzarse mediante un esfuerzo consciente de medición de lo que está sucediendo en el entorno, utilizando mecanismos de retroalimentación que permitan realizar los ajustes necesarios para mantener a la empresa en la dirección deseada. El control de gestión consiste en mantener permanentemente controlado el rumbo de la empresa hacia sus objetivos estratégicos. Para ello, es preciso realizar un adecuado proceso de planificación y control, y dominar algunas herramientas de control de gestión.